sábado, 30 de agosto de 2008

Herencia, promesas y compromisos

Es habitual en nuestro país que cada gobierno que sube al poder haga responsable a su antecesor de las dificultades para cumplir los buenos propósitos que había declarado durante la campaña electoral. De hecho, en general se puede decir que esto es cierto, ya que la famosa pesada herencia pasa de uno a otro gobernante como ascua encendida.
Pero también es cierto que cada político que se atreve a postularse para ocupar un cargo ejecutivo, como es el caso de quienes asumen como intendentes municipales, tiene elementos suficientes para saber que les dejarán una serie de problemas, dificultades y compromisos incumplidos con los cuales tendrán que lidiar.
Mientras se desarrollaba la campaña previa a las elecciones de octubre del 2008 estaba bien claro para los postulantes que muchos de estos obstáculos iban a estar dados por dificultades económicas, ya que desde el Concejo Deliberante se había hablado extensamente de la situación financiera del municipio y los asesores técnicos de cada partido político sin duda estaban en condiciones de analizar esta situación y elaborar los desalentadores informes.
Sin embargo, esto no fue impedimento para que se efectuaran promesas que no había posibilidades de concretar. Y aún después de asumir el gobierno, las nuevas autoridades municipales continuaron haciendo anuncios de obras que iban a resultar de imposible cumplimiento y que, inevitablemente, perjudicarían su imagen.
Ejemplo de esto ha sido el anuncio del cierre del basural municipal de la ruta 192 en el término de 90 días, y la promesa efectuada a los vecinos de los barrios Hostería San Antonio Norte y Sur del cese de las obras de extensión de la red de agua corriente, que se había gestionado e iniciado durante el gobierno del intendente Prince.
En el caso del basural, su clausura no se concretó en el término anunciado, y continúa pareciendo bastante improbable hallar una solución que ponga fin a ese problema en breve término, ya que, por otra parte, no se trata de un tema de sencillo planteo y solución técnica y financiera.
En cuanto a las obras de agua corriente, la promesa de imposible cumplimiento ha generado malestar entre los vecinos, que no sólo se sienten defraudados en su confianza sino que se debaten entre el enojo y la impotencia, al corroborar que ni siquiera recurriendo a las autoridades provinciales parece posible concretar su voluntad de cancelar estas obras.
Y quedan otros problemas que resolver. Gobierno y pueblo saben que sería fácil elaborar una lista. Pero una cosa es predicar, y otra dar trigo.
Porque, tanto para el país como para Luján ( sin olvidar la intermedia provincia de Buenos Aires) se interpone entre las intenciones y la realidad una falta de gobierno real, institucional y cotidiano que se reemplaza por discursos, actos y movimientos convulsivos, improvisados unas veces como respuestas a puntuales problemas imprevistos, otras disimulados bajo el nombre de "campañas" ( de bacheo, de vacunación, de documentación, de educación vial, y de tantas otras necesidades ) .
Que no serían necesarias si la serena, organizada, habitual y silenciosa presencia del gobierno y el funcionamiento de sus instituciones, desde la deliberación y la justicia hasta la publicidad y la idoneidad garantizaran a la población que valió la pena ascender de masa a pueblo al organizarse en Nación, Provincia y Municipio para vivir una vida civilizada.

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